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Mónica, la profa de castellano

Nada, Carmen Laforet

Estamos ante una novela que cambió el curso de la literatura española contemporánea. Para empezar, hay que decir que lo primero que llama la atención es que fue escrita por Carmen Laforet cuando sólo tenía 23 años y, al ganar el Premio Nadal de 1945, se hizo un nombre entre los grandes novelistas españoles.

Muchas son las teorías que afirman que la novela Nada es autobiográfica. Aunque son meras hipótesis, queda clara una cosa: la joven Andrea, protagonista de la novela, es indudablemente, un alter-ego de la autora.

¿Qué es lo que hace importante a Nada? Muchas son las virtudes de un libro que, con un estilo muy correcto y envolvente, describe a la perfección la sociedad española del momento. La joven Andrea marcha a la ciudad de Barcelona, a vivir con unos familiares, a sacar adelante la carrera universitaria.

Pronto las ilusiones y altísimas expectativas de esta Andrea, joven, ingenua y repleta de nostalgia, se convierten en una sensación de vaciedad y resignación, aplastante y desencantada. La creación de la atmósfera que propone Laforet, claustrofóbica y desoladora, ayuda mucho a comprender la situación de Andrea, opresiva y desengañada.

Sin ser consciente de ello, Andrea sufre las consecuencias de vivir en una casa llena de engaños, rencores, y un sinfín de calamidades. El hecho de que esté narrado en primera persona, hace que resalte aún más la infinita capacidad de observación de la autora, poniendo en Andrea un comportamiento típico de “ver-oír-y-callar”, contemplando con decepción cómo el mundo que ella se había creado se derrumba poco a poco, cómo las circunstancias externas tienen un devenir complejo y sus sentimientos de hastío y de autoculpabilidad por lo que le sucede no disminuyen.

El estilo de la novela es fresco y directo, a veces puramente coloquial, pretende llegar al lector sin trámite alguno… y lo consigue. Al lector le llega, sin piedad, el calor asfixiante, el hambre, el aburrimiento, la necesidad de indagar en las vidas de otros para sentir que la vida propia tiene sentido…

Es muy acertada también la relación que mantiene con la compañera de facultad Nea, que al contrario que ella, es rica y de pensamiento más libre, sin ataduras morales ni tradicionales. Exageran los que dicen que la relación de Andrea con Nea es pseudo-lésbica, sin embargo, podemos ver claramente cómo Andrea intenta, por medio de su relación con Nea, evadirse de su adversa situación familiar, y por ello esa afectividad es también admiración y casi dependencia, de forma que cuando Nea, como todo el mundo, decepciona a Andrea, ella se derrumba aún más.

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